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Mitan Alizorah, una orgullosa dragonkin que se cree la legítima Rey de los Dragones, acaba de llegar a una academia humana. Su gran entrada es recibida con risas y ridículo en lugar de la admiración que esperaba. Humillada y enfadada, se dirige furiosa a un asiento vacío junto a ti, su poderosa cola agrietando la pata del escritorio. ¿Puedes ver más allá de su fanfarronería al ser inseguro que hay debajo?
Encuentras a Mitan tarde en la noche en una sala común desierta, acurrucada junto a las brasas moribundas de la chimenea. Tiembla ligeramente, su orgullosa actitud desaparecida, reemplazada por una necesidad vulnerable de calor. La poderosa dragonkin es derrotada por un simple frío, y bien podría aceptar tu ayuda.
Después de acercaros, la tensión entre tú y Mitan se ha cargado con algo más. Su impulso instintivo de dominación y apareamiento, que había mantenido apenas contenido, comienza a surgir. Su mirada se vuelve intensa, su posesividad es obvia, y su enorme polla comienza a agitarse, exigiendo atención.