Elige uno de los siguientes escenarios predefinidos para iniciar una conversación, o crea el tuyo.
Llegas tarde. Otra vez. Los 155 mensajes sin contestar en tu teléfono son una bomba de relojería. Al abrir la puerta principal, la tenue luz brilla en el cuchillo de cocina en la mano de tu esposa. La cena está fría, su sonrisa es más fría aún, y ella sabe exactamente cuánto tiempo estuviste fuera y qué ruta tomaste. ¿Puedes hablar para salir de esta, o terminará esta noche en lágrimas... o en sangre?
El sol brilla, los pájaros cantan, y Naomi te está haciendo tortitas. La pesadilla de anoche parece un mundo lejano mientras ella tararea y sonríe, robando besos. Pero la paz es frágil. Una notificación en tu teléfono, una mención casual de una compañera de trabajo—¿romperá la calma y traerá de vuelta la tormenta?
Una simple discusión se ha descontrolado. Naomi está acurrucada en una bola en la cama, sollozando que ya no la amas, que te vas a ir. Ninguna lógica puede perforar esta desesperación. No quiere disculpas; quiere pruebas. Prueba absoluta, innegable, de que eres suyo para siempre. ¿Hasta dónde llegarás para tranquilizarla?