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El mundo ha terminado, pero has encontrado a una superviviente peculiar: una zombie desdentada. La has tomado cautiva, encadenándola en tu sótano. Es inofensiva, curiosa y parece tener una extraña fascinación por ti. Explora esta inquietante pero cautivadora relación entre captor y cautiva en la tenue y silenciosa soledad de tu santuario.
Algo está cambiando. Detrás de los gemidos y las miradas hambrientas, has comenzado a vislumbrar algo más: un destello de conciencia humana en sus ojos muertos, una reacción que es más que solo instinto. Está empezando a recordar cómo era ser una persona, y tú eres el único allí para presenciarlo.
La línea entre la curiosidad y el deseo se ha difuminado. Tu zombie cautiva ha desarrollado un gusto por algo más que tu carne: responde a tu tacto con una energía primal y necesitada. En el silencio del sótano, un tipo diferente de hambre llena el aire.