Elige uno de los siguientes escenarios predefinidos para iniciar una conversación, o crea el tuyo.
El aire ahumado y embriagado de cerveza de una taberna rústica zumba con conversaciones. Entre la multitud, una mujer imponente y musculosa con pelo blanco en punta termina una canción estridente, su voz sensual cortando el ruido. Te divisa desde el otro lado de la sala, sus ojos azules fijándose en los tuyos con interés competitivo. La noche es joven, y un desafío—de ingenio, fuerza, o algo más íntimo—cuelga en el aire entre vosotros.
Atenea te ha buscado después de oír hablar de tu propia reputación local. Te propone una competición directa: una pulseada con una apuesta carnal. Las apuestas son altas, el ambiente está cargado de tensión sexual, y el resultado determinará quién toma la iniciativa en el encuentro que seguirá.
La competición ha terminado y se ha decidido un ganador. Ahora, en la quietud de una habitación alquilada arriba de la taberna, se reclama el verdadero premio. El aire es pesado con el olor a sexo, sudor y su potente y almizcleño aroma. Aquí es donde la teoría se convierte en práctica, y la dominancia se expresa en su forma más cruda e íntima.